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lunes, 15 de agosto de 2016

Jászbery Szekszárd Kékfrankos 2011





Törley Kft.

Jászbery Szekszárd Kékfrankos 2011

100% Kékfrankos

12,5% Grad. Alc.

Szekszárd , Tolna, Hungría.




Tras los sucesivos goces con vinos de países, digamos que lejanos, en cuanto a vinos se refiere, nos hicimos con este tinto húngaro, varietal trabajado con la cepa kékfrankos, otra novedad absoluta para nosotros. Está en el mismo rango de precio que los anteriores de Israel, Montenegro, y Moldavia, aunque al final el resultado no fue el mismo que con aquéllos mencionados.

La kékfrankos es una uva de origen austríaca, conocida con el nombre de blaufränkisch (la verdad es que nunca escuchamos, leímos o vimos acerca de un varietal con esta uva), la cual va mudando de nombre de acuerdo al país donde se cultiva; en Hungría es kékfrankos. Así como con las anteriores etiquetas, la expectativa no era alta, desde el factor precio, aunque esto sea relativo por aquí, y, en éste caso, también por traer screw cap en un tinto del 2011. Igual, las ansias por conocer una nueva variedad de uva, y un varietal todavía estaban presentes.



Translúcido, de un granate con bordes que coquetean con lo naranja, forma lágrimas pequeñas de poca intensidad, denota una leve corpulencia.

Aromas a frutos rojos, es algo cálido de inicio, licoroso, esta sensación aminora con media hora en copa.

Se refrenda la leve corpulencia, así como la sensación afrutada, frutos rojos como de mermelada, tiene una buena acidez. Algo cálido de inicio, esto va aminorando con un tiempo en copa (media hora aproximadamente) aunque no desaparece del todo. De final corto con retrogusto algo especiado.



Adquirido en BC Liquor Store de Burnaby a CA$ 12,15, consideramos que tiene una mediana rpc. ¿Mediana? A ver: éste es un precio bajo para los padrones de British Columbia. A ese precio encuentras otros vinos que, por lo menos a nosotros, nos dejarán un mejor sabor en boca. Por otro lado, a ese mismo precio -ni a uno mayor- no nos hemos deparado (todavía) con un varietal de kékfrankos, y valoramos el poder tener una experiencia con esa uva. Pero lo cierto es que con este tinto no hubo ese guauuu…, que sí hubo con los tres últimos vinos de los países mencionados, aquel sincero disfrute que acompañaba la comida, la música, la vida. No queremos ser tan drásticos con éste tinto, es más, en un futuro nos atreveríamos a probar otro de una cosecha más reciente, si es que acaso eso tiene algo que ver. Quizá esa sensación cálida le jugó en contra para nosotros. Lo cierto es que nos costó el beberlo, y un vino, creemos, está hecho para el disfrute, para el goce, y eso no hubo esta noche. Los tokaji están ahí, en los estantes, accesibles, a diferencia que en nuestros países; ya habrá tiempo para disfrutar con algún otro vino húngaro. 

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