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domingo, 18 de agosto de 2013

Purple Angel 2008



Viña Montes

Purple Angel 2008

92 % Carmenère – 8% Petit Verdot

15% Grad. Alc.

La Finca de Apalta / Archangel, Viñedo Apalta, D.O. Valle de Colchagua, Chile. 


Aprovechando el frio que de cuando en cuando reina en Curitiba y repitiendo una vez más el asar carne en la parrilla decidimos que le llegó la hora al Purple Angel que descansaba junto a las otras botellitas aquí en un rincón. Las expectativas previas eran altas por ser uno de los vinos top de esta bodega, de la cual nos es más conocido el Montes Alpha; este ejemplar se convierte en nuestra primera experiencia con el angelito morado.

A la vista, de un rojo granate muy oscuro e intenso, coquetea con el negro, con bordes algo ocres, forma intensas lágrimas muy persistentes, de capa media para alta, demora en caer el vino por las paredes de la copa.

En nariz, en la primera copa (de ambos, directo de la botella) lo primero en aparecer es algo de madera, esta sensación disminuye con el pasar del tiempo aunque no desaparece; luego hay algo de vainilla, para luego aparecer la fruta, parece ciruelas. 

En la segunda copa (de ambos, con poco más de una hora en el decantador) la sensación a madera bajó de intensidad, la fruta aparece más, moras y mirtilo, y también hay un toque floral como de violetas. 
En la tercera copa (de ambos, con poco más de tres horas de decantación) la sensación floral es más notoria, es casi un perfume, al igual que la sensación afrutada. 
En la cuarta copa (de ambos, con más de seis horas de decantación) sigue emanando aquel rico perfume, porque eso no es olor viejo, eso es un perfume, entre afrutado y floral.

En boca, lo primero en sorprender (aunque de manera negativa para ambos) es que no es tan denso como esperábamos, es hasta leve (C lo encuentra muy leve). 
En la primera copa (de ambos, en la previa, sin comida y servido directo a las copas) es algo cálido, la madera se antepone a otras sensaciones, la vainilla aparece, y finalmente la fruta. De final mediano, con retrogusto a cuero mojado. 
En la segunda copa (de ambos, algo más de una hora en el decantador) hay como un exceso de tostado, incomoda un poco, la vainilla es más notoria, más rica, la fruta se siente con un punto de dulzor, más tirado para moras; de final largo, y en el retrogusto hay un toque de café e inclusive es algo mentolado. 
En la tercera copa (de ambos, pasó poco más de tres horas en el decantador), esa sensación tostada-amaderada sigue ahí (¿todavía estás aquí?) y aunque ahora es algo leve, a C le incomoda un poco, aunque no tanto como su leve corpulencia; de final largo, con un retrogusto donde hay un puntito como a mentolado y una sensación acaramelada. 
En la cuarta copa (con más de seis horas de decantación) aquella jodida sensación tostadita es prácticamente inexistente, es más aterciopelado, más pleno, más amable, con sus notas afrutadas muy presentes, como a mirtilo y a moras, también sensación a cacao; obviamente continúa siendo de corpulencia leve, de poco volumen en boca; de final largo, con retrogusto a chocolate bitter. 



Dos cosas nos quedaron claras a ambos: primero: ¡es un vinazo! Segundo: no es para nosotros. Es que si alguien nos hubiera dicho que mejor era decantarlo unas seis horas (ojo, y quizá más) antes de probarlo quizá la experiencia hubiera sido "totalmente satisfactoria". Sucede que la experiencia con su compatriota, el Don Melchor bebido hace unas semanas (yo sé: es otra cepa, otro terruño, otra viña, pero ambos son, digamos, de la misma gama) atrás “no fue decantado en ningún momento”, y la experiencia fue de aquellas, orgásmica, entonces, éste Purple Angel lo fuimos degustando de a pocos, y reconocemos que la paciencia es una virtud que estamos aprendiendo a cultivar con nuestra hija, y es un aprendizaje lento; así como en casi todo, también en vinos es viviendo y aprendiendo. 


Aunque creemos que armonizó bien con nuestro rigatoni en salsa gorgonzola con acompañamiento de picanha (se lee picaña, es la parte trasera de la res, no sé cómo se llama en español: muy sabrosa) a Cris definitivamente no le agradó esa insoportable levedad de su ser (a propósito: Kundera, hasta que apareciste en español por esta ciudad, y por partida doble); éste caldo tiene esa finura, esa elegancia, sí, muy elegante, pero es casi un dandy con gafas y sombrero panamá (hecho en Ecuador, por supuesto): un señorito culto pero muy delicado: ella lo esperaba más corpulento, más carnoso, más voluminoso. A mí no me incomodó, me incomodó que ella no lo disfrutara plenamente como yo, y aunque sabemos que éste es un carménère y el Don Melchor fue un cabernet sauvignon, nada la frenó a decirme con su rico acento brazuca: com RS 80 comprávamos quatro Montes Alpha! Y sí, cada Montes Alpha –una línea menor que ésta de la misma viña, de los cuales somos hinchas- están en la misma vinoteca a US$ 17,99, o sea, RS 36, ya este Purple Angel salió a US$ 40, o sea RS 80 aprox, eso el año pasado, ahora, al igual que el Don Melchor mencionado subieron un poquito más, a US$ 55,99 éste ejemplar y a US$ 69,99 el Don Melchor, igual, muuuucho más barato que aquí en Brasil. Pueden comprobar los precios (ahora de las nuevas cosechas) AQUÍ.

Es un vino camaleónico, al cual hay que tenerle la debida paciencia para disfrutar todo lo que tiene para ofrecer. 

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