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jueves, 13 de mayo de 2010

Elegido Reserva 2006



Montes Toscanini; Elegido Reserva 2006; Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc y Tannat (no indican porcentajes); 12,5% Grad. Alc; Las Piedras, Uruguay.

Este vino aquí me remontó a dos bebidos con anterioridad: el Irurtia uruguayo (que fue de la cepa Merlot), y el Marcus James brasileño (que así como este fue Tannat). Aquel Irurtia fue “flaco”, leve, sin personalidad, pero el sabor no fue del todo desgradable. Este “Elegido” -que es un ensamble de cuatro cepas- tiene las debilidades de su compatriota pero sumándole un sabor que, sin llegar a ser “vinagre”, es desagradable. Creo que en vinos uruguayos me iré siempre para sus Tannat’s, sin que los mezclen con otras cepas, aunque hay otro ensamble que gustaría probar, con mayor cantidad de cepas, pero que luego de probar éste ya me dejó dudas de hacerlo: lo que anima es que es de Giménez Méndez, que hasta ahora sólo dejaron buenas experiencias con sus vinos. Retornando a esta bebida:
Desde el retiro de la capucha o cápsula ya creó desconfianza: el corcho es negro y de material sintético. Nada contra los corchos sintéticos, considerando que de aquí a un tiempo todos los vinos optarán por ese material (u otros, tipo metálico que creo sería peor) ante la escasez del alcornoque (esperemos que no) de donde sacan la materia prima, y que sólo crece en Portugal y España; es más, la línea Trio de Concha Y Toro usa corchos sintéticos y ambos vinos tintos en esa línea son excelentes, pero éste aquí no fue el caso.
Preparamos una pizza casera que quedó re-buena, y, viendo un vino accesible (está en el rango de precio del buen vino Domados argentino, y comprado en el mismo lugar) para acompañarla, ésta no estuvo ni cerca de aquel argentino, que también era un ensamble. No sólo fue la desconfianza del corcho sintético negro: al verter la bebida en las copas se percibía carencia de cuerpo (aguado), cero lágrimas, color con intensidad media. Su olor: sentí algo de alcohol, un poco, lo dejé respirar algo más en la copa, luego, la sensación no desapareció del todo, pero digamos que mejoró algo: frutas negras, algo de pimienta, no es un olor envolvente, es débil. El sabor: Cris lo probó primero y sentenció: ¡Vinagre!, regresando a su pizza. Yo esperé un poco más y no concuerdo con ella. Hay una acidez notoria, incomoda un poco, no es astringente, taninos débiles, no te cierra la boca. Luego de un tiempo hay algo de astringencia, pero muy leve. Un vino para olvidar, pero no llega a ser vinagre como aquel Casa Sierra chileno o los dos Carácter argentinos: auguro que mañana prepararemos sagú (postre brasileño) en vino.

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